Durante el periodo comprendido entre febrero y agosto de 2025, cursar la asignatura de Contabilidad constituyó una experiencia académica profundamente enriquecedora en el marco de mi formación como estudiante de la Licenciatura en Contaduría Pública. Al inicio del semestre, mi conocimiento sobre la disciplina era incipiente; sin embargo, con el transcurso de las clases descubrí que la contabilidad trasciende el mero registro numérico: se erige como el lenguaje fundamental del ámbito financiero y una herramienta imprescindible para descifrar el engranaje interno de cualquier entidad económica.

Gracias a una metodología didáctica orientada a proyectos y actividades de carácter práctico —como el estudio de casos, la elaboración de esquemas conceptuales, exposiciones colaborativas y la resolución de ejercicios contextualizados— adquirí nociones esenciales sobre el manejo de la partida doble, la estructura de las cuentas y la interpretación de los principales estados financieros: balance general, estado de resultados, estado de variaciones en el capital contable y estado de flujos de efectivo.

El análisis de estos instrumentos me permitió comprender en profundidad la dinámica financiera de las organizaciones, así como la relevancia de cada informe contable para la toma de decisiones fundamentadas y éticamente responsables. Estudiar la evolución del patrimonio y los movimientos de liquidez de una entidad me ofreció una visión holística de su situación económica y operativa.

Asimismo, esta asignatura no solo robusteció mis competencias técnicas, sino que también fomentó el desarrollo de habilidades transversales. Aprendí a gestionar de manera más eficiente mi tiempo, a colaborar en equipo con actitud propositiva y a expresar mis ideas con mayor elocuencia. Estos aprendizajes resultan esenciales para mi proyección profesional. Del mismo modo, interioricé la trascendencia de la ética, la transparencia y el rigor en el ejercicio contable.

Uno de los logros más significativos que experimenté fue la capacidad de analizar e implementar principios contables en diversos escenarios. No obstante, reconozco que aún es necesario profundizar en el dominio de herramientas tecnológicas especializadas y consolidar mis conocimientos respecto al marco normativo vigente en contextos económicos diversos.

En síntesis, esta experiencia académica no solo me brindó fundamentos sólidos en contabilidad, sino que también afianzó mi vocación y compromiso con una formación profesional integral, crítica y acorde con las demandas de un entorno global en constante evolución. La contabilidad, para mí, ha dejado de ser un concepto abstracto para convertirse en un instrumento esencial de análisis, control y toma de decisiones estratégicas.